Escrito por Tim Lietzke
¿Por qué camino?
Ante todo, el paseo es simplemente una de las cosas que hago cada día, como comer o dormir o leer o practicar el yoga. Un día sin caminar sería tan incompleto como un día sin pensamiento. Por tanto, hay una necesidad interior a caminar. Podría comprar un vehículo de algún tipo, tal vez una bicicleta, si tuviera ninguna otra necesidad que viajar. Pero no quiero tener un vehículo. El sentido interior de la libertad espiritual en estar sin vehículo es grande. No contrapongo vehículos por sí mismo. Aprovecho de ellos, pero agrado hacer así solamente cuando es especialmente necesario. A veces cuando no necesito caminar muy rápido, hago meditación de caminar. Pongo la respiración y las pisadas en sincronización, por ejemplo, cuatro pisadas por cada aspiración y cuatro pisadas por cada exhalación. Eso centra la mente y el cuerpo.
El paseo me provee la oportunidad de reflexionar.
A finales de los 70s, fui a Heidelberg a visitar a un amigo, que estudiaba filosofía en la universidad. Caminábamos en el Camino de los Filósofos, del que miramos abajo de la ciudad. Tengo el sentido, en parte inspirado por esa experiencia, que los filósofos a lo largo de los siglos han tendido a ser peatones. Mucha gente de mente filósofa acuerdan que vivir la buena vida envuelve equilibrio, del que un elemento es mover el cuerpo.
Cuando camino tiendo a observar cosas a la redonda más.
Mi sentido de unidad con la vida rodeandome es más profundo que cuando viajo en un carro. Dentro de un carro, me siento más como un ser de otro planeta – y por consiguiente extraño. Por el contrario, en las aceras y las sendas me encuentro con varias personas y a veces paramos para charlar. Con algunas personas no hay ninguna conexión verbal salvo por “Hola, ¿Cómo está?”, pero nuestros encuentros frecuentes han creado una atadura. En el momento que la conversación suceda será mas fácil porque ya tenemos una incipiente amistad tácita.
Las grandes masas de la gente del mundo son peatones.
Es el modo por el cual los pobres tienden a viajar – para ir a buscar el agua o la leña, para ir a los campos donde cultivan hortalizas y frutos, o para viajar al aldea cercana. Camino por solidaridad con ellos. Los pobres que caminan tienen pequeñas huellas ambientales. Ellos no son la gente causando el calentamiento global, aunque injustamente sean en general los primeros que sufren como consecuencia. No quiero aumentar sus sufrimientos si puedo evitarlo, y por lo tanto camino.
¿Por qué no caminamos más?
¿Es porque tenemos heridas? ¿No estamos en forma? ¿Estamos habituados a no caminar? ¿Estamos demasiado ocupados? Las heridas pueden ser un problema serio. Estaba con dolor durante 6 o 8 meses después de lastimar el tendón Aquiles, y duró unos cuantos meses más para curarse.
No estar en forma se puede invertir, poco a poco, si hay la voluntad, igual que los hábitos viejos. ¿Todo lo que hacemos es tan importante que a la verdad no tenemos el tiempo para caminar?
El carro eléctrico de Pablo Smith me hace sonreír.
Pero lo que me hace sonreír aún más es el pensamiento de gente caminando junta mientras comparte sus pensamientos sobre cosas importantes en la vida.